CBDC y su primer fracaso: El euro digital se pospone
Mucho se habló del euro digital cuando apareció la idea sobre la mesa, el proyecto que estaba siendo desarrollado por el Banco Central Europeo (BCE), buscaba crear, al igual que los billetes o monedas, una tercera opción digital del euro.
A diferencia de una criptomoneda, como BTC, el euro digital iba a ser emitido por un banco, siendo a su vez, centralizado y regulado. Si bien el proyecto se presentó con fecha de circulación para el 2025, el BCE pospuso su lanzamiento hasta el 2029.
¿Por qué se pospuso el euro digital?
Entremos derechamente a hablar sobre las razones oficiales que vienen desde el BCE, y es que señalan sin pudor a límites tecnológicos. La realidad nos muestra dos motivos en el fondo, y es que los debates políticos y sociales estaban a flor de piel.
Si bien se dijo que se iba a respetar la privacidad, el euro digital permite mucho más control sobre las personas y todo lo que hacen, por lo que se entiende el descontento a incorporar este sistema en sus vidas, mientras que desde el mismo banco, lo ven como una amenaza.
La tecnología está ahí, decir que falta para desarrollar mejor el proyecto es una excusa barata en vez de decir que aún están buscando la forma en que las personas lo adopten de buena forma. Por otro lado, cruzando el océano, vemos a Estados Unidos en plena carrera.
Los norteamericanos ya están preparando un dólar digital que estará respaldado por la deuda, aunque tienen otro camino entre manos. A su vez, China se mantiene impulsando el Yuan digital, cuyo respaldo será el oro. Son estos dos actores en escena, que dejarían a Europa atrás en todo lo que implican las CBDC.
La verdadera pregunta aquí, es cómo hacer útil el euro digital. Sucede que las personas hoy por hoy, ya pueden pagar de forma digital, y en el ámbito físico, si no tienes euros en la billetera, tienes tu tarjeta, por lo que no hay utilidad real en esta implementación.
Aquí es cuando las personas desconfían del proyecto, porque no aparece una nueva forma de pagar, aparece un nuevo tipo de dinero. Y cuando el dinero se vuelve un software, hablamos de un control absoluto, de algo que puedes configurar, y eventualmente, hackear.

¿Cómo ven las personas al euro digital?
Lo que se ve sobre la mesa no es eficiencia o “el futuro”, es la sensación de que de la noche a la mañana podrían configurar tu dinero para adquirir ciertas cosas específicas, ponerle límites, congelarlo. Estamos hablando de un dinero que puedes condicionar, con el cual tu libertad podría no ser tuya del todo.
Si bien grandes potencias y varios países como Chile han incursionado en la idea de las CBDC, la realidad es que son muy pocos los que efectivamente las han implementado de forma masiva, pues al final del día, nadie quiere ser el primero que cometa un error.
Si bien China impulsa el Yuan digital, es porque hay un factor clave en esto: La opinión pública no importa. Pueden imponerlo sin pedirle permiso a los ciudadanos, pues el gobierno manda.
Mientras tanto, países que están ahí explorando y ajustando sobre la marcha, tenemos los ejemplos de Brasil e India, que si bien mantienen CBDC’s en circulación, aún caminan sobre hielo frágil tratando de llegar a puerto de la mejor forma posible.
Y después tenemos a Estados Unidos, que decidió recorrer otro camino dejando que lo digital simplemente suceda de la mano de stablecoins respaldadas en dólares, como lo vimos en el blog de Stablecoins: La cura contra la deuda de EEUU.
Todo esto le pone sabor al caldo, pues si bien Europa se debate entre si o no para el euro digital, la realidad es que el futuro apunta a una guerra violenta entre CBDC’s, stablecoins, depósitos tokenizados, dinero estatal y dinero privado. Soberanía monetaria y eficiencia del mercado.
Algunos están en el frente dando la cara, otros en logística buscando la mejor manera, otros nerviosos en la trinchera, como Europa, y otros que no saben ni qué pasa mientras todos incursionan en la era del dinero digital, quedándose atrás en el tema, como Chile.
¿Dónde está el refugio de valor?
Entre tanta incertidumbre y nervios por todo lo que está sucediendo y las implicaciones que podrían repercutir directamente en la economía, uno se pregunta en dónde dejar el dinero para no ver que se va entre las manos, como si fuera agua.
La verdad es que el retraso del euro digital plantea la fragilidad que presenta el proyecto en sí, por lo que debe haber un refugio de valor allá afuera. Tal vez mi abuelo hubiera apuntado a comprar un auto Japonés, barato, rendidor y carne de perro, pero el futuro es hoy, viejo.
Comprar cosas no es la estrategia clave, sobre todo en un mundo que evoluciona tan rápido y en el que con el paso de unos meses, ya todo es obsoleto. La IA, parece ser una burbuja que si no se estabiliza, podría explotar, como lo vimos en el último blog, pero todavía hay clásicos que nunca mueren.
Estamos hablando del oro y el Bitcoin como refugio de valor, los grandes valores bursátiles que han demostrado estabilidad y resistencia en tiempos difíciles. Un refugio en el que, con el tiempo, sabes que tu dinero estará a salvo y creciendo sigilosamente hacia el futuro.

No es una moneda, es un ecosistema
La inquietante respuesta a la guerra entre CBDC’s, stablecoins, depósitos tokenizados, dinero estatal y dinero privado, es que probablemente no termine con un ganador, termine con todo un ecosistema en armonía.
Si eventualmente Europa logra poner en circulación el euro digital, no llegará a un campo abierto tierra de nadie, llegará a un mundo en el que el dinero como tal es una mezcla de todo. Pagos instantáneos, stablecoins, bancos digitales, monedas estables y un sin límites de posibilidades de pago.
El primer paso que debería dar Europa para que el euro digital funcione, que efectivamente proteja la privacidad y que sea útil, sin convertir el euro en una herramienta de vigilancia y control, es asumir que el problema no está en la tecnología, está en la adopción del concepto.
Lo que falta realmente es una historia real, honesta y creíble. Un diseño que no espante a las personas y un pacto social que responda a la pregunta clave: En todo este mundo con infinitas posibilidades de pago, ¿qué tipo de dinero queremos ser, y para qué queremos serlo?
Coméntanos en X si estás de acuerdo con el euro digital, o si crees que aún le falta una base solida para entrar al tablero. Y como siempre, en Ig encontrarás contenido nuevo todas las semanas, para que las conversaciones de pasillo, no te pillen desprevenido. ¡Nos vemos allá!